Mi última mascota fue un pez. Un día, sin preámbulos ni despedidas, se suicidó. Nunca me dijo en qué fallé. Juré no volver a tener más mascotas. Creo que nunca he sabido cuidar de nadie, puede que ni siquiera de mí...
Y es que no es fácil. No es fácil cuidarnos y, menos, cuando estamos enfermos. No sabemos qué hacer, no sabemos qué no hacer. Dudamos, tenemos miedos. No somos expertos, no somos médicos, no somos enfermeros... y los demás pretenden que lo seamos, y nosotros no los queremos defraudar, y acabamos haciendo de la enfermedad, nuestro mundo. Pero me cansé.
Me cansé de enfermedades, de pinchazos, de análisis, de resultados que no llegan, de jugar con probabilidades, de tratar de razonar con mis miedos... Me cansé de todo. Me cansé de ser paciente.