jueves, 23 de abril de 2015

Los pinchazos duelen

Me he bloqueado. De repente he visto que de nuevo era jueves, que me tengo que pinchar y que no quiero, que aún me escuecen los muslos de las últimas veces.


¿Sabéis? Los niños tienen razón, los pinchazos duelen. Bueno, no, no duelen. Duele más bien toda esa porquería que te meten dentro (o eso creo yo). Aunque, a veces, lo que más duele es el simple hecho de que te tengas pinchar...

Yo nunca he pensado así, creo que lo dejé claro en algún que otro post... pero, muy de vez en cuando, es inevitable flaquear, porque no somos superhéroes (aunque nos lo creamos). Y no pasa nada, no pasa nada porque acabé pinchándome como todas las semanas, sin ceder a mis instintos más pueriles de mandar la aguja bien lejos.

viernes, 17 de abril de 2015

La culpa es tuya

La culpa es tuya. Tuya por creer en mí cuando yo ya había dejado de hacerlo. Tuya por recoger la toalla por la que no quise luchar. Tuya por recordarme que, desde el fondo, es más fácil mirar arriba. Tuya por improvisar planes a mi medida, por frenar tu vida para acompasarla con la mía. Tuya por enseñarme a no desmoronarme ante el futuro. Tuya por confiarme tus consejos para plantarle cara a las adversidades, por no dejarme caer. Tuya por ofrecerme una mano a pesar de la distancia. Tuya por esconder tus problemas para intentar solucionar los míos. Tuya por hacerme sonreír cuando las lágrimas amenazan, por animarme. Tuya por enseñarme a aceptar, con filosofía  y un toque de humor, lo que nos ha tocado. Tuya por acompañarme, por formar ya parte de mí.




La culpa de que siga aquí luchando es, como ya dije, vuestra y sólo vuestra.

jueves, 9 de abril de 2015

No seré yo quien te juzgue

El respeto es algo que me han inculcado desde que era una mocosa que apenas se mantenía en pie. Respetar a los demas, sus opiniones, sus decisiones... aunque no siempre estuviese de acuerdo. Así que, a día de hoy, no me cabe duda: cada uno es libre de elegir, y tiene todo el derecho del mundo a equivocarse. No seré yo quien lo juzgue.

Esto no implica que alguien no pueda aconsejar a otro, ni mostrarle o compartir distintos puntos de vista, pero sin intentar meterle, a la fuerza, sus ideales. Porque te recuerdo que no me tienes que aleccionar, que nadie tiene que adiestrar a nadie, ni mucho menos, echar por tierra por lo que yo ya he optado.

Desde que decidí medicarme, he sido sometida a un riguroso juicio por parte de gente que ni conozco... pareciera que debiéramos clasificarnos entre medicados/no medicados cuando, en el fondo, los dos grupos estamos en el mismo bando. Es inútil tratar de convencerme de que deje el tratamiento, cuando tu único alegato es que es veneno, así sin ninguna otra base. Que sí, que la ciencia no siempre es tan transparente como creemos, que siempre queda la duda de las grandes farmecéuticas, que hay un negocio en las enfermedades crónicas... pero aún creo que existen científicos con escrúpulos que no le darían cualquier cosa a los enfermos.

No me molestaría que me ofrecieras tu visión del problema sin menospreciar mi decisión. Otros lo hacen y se lo agradezco, comparten los beneficios de una buena alimentación, una forma de vida más saludable, suplementos de vitaminas, suprimir ciertos alimentos. Sus consejos y mi decisión no son tan incompatibles, pueden ir de la mano.


Pero a ti, que tú único comentario fue tacharme de idiota por medicarme, solo recordarte algo...

Pese a que tu opción es innegablemente la mejor (porque así lo has decidido tú), ambos estamos enfermos. Que no se te olvide.