martes, 21 de febrero de 2017

Spiderman

El jueves coincidí con Spiderman en la sala de espera del hospital. Fui a sacarme sangre y me llevé una lección de todo un superhéroe.

Tenía 5 años, chándal de Spiderman, botas de explorador y esa energía que, a menudo, me falta a mí. Al grito de "no quiero pincharme otra vez" correteaba por la sala, hasta que se paró a mi lado y de forma brusca me espetó: ¿Quién eres?


Después de intercambiar nuestros nombres, me hizo otra pregunta; ¿Quieres ponerte mis zapatos? ¿Nos los cambiamos? Una inocente pregunta de un niño que estrenaba zapatos. Me quedan pequeños... dije, pero en realidad me quedaban grandes, creo que a su corta edad Spiderman había pasado más veces por el hospital que yo y pese a su negativa inicial, se pinchó para finalmente despedirse de mí con un: Te toca. Esta vez, si nos pondremos buenos.