De todas las preguntas que me han hecho a lo largo
de mi estancia en el hospital, hay una que se repite con cierta frecuencia: ¿Duele
la punción lumbar? Es curioso, la gente no te pregunta si estás bien,
si los resultados han salido como se esperaban, si ya saben qué te pasa... No,
a la gente le interesa el dolor.
A todos
ellos les diría que no, que lo que realmente duele, es tener que firmar el consentimiento
de la prueba, la espera de unos resultados que pueden cambiarte la vida, la incertidumbre de no saber qué te sucede, ver cómo están los de tu alrededor... Pero el pinchazo, eso, eso es lo de menos.
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