Este post va dedicado a ti, querido
neurólogo. Al mismo que me lanzó el diagnóstico, sin ni siquiera mirarme a la
cara. Al mismo que respondía a mis preguntas con el desdén y la prepotencia que
le aportaba la bata blanca. A ti, que me prometiste una vida normal...
Me pregunto si sabes lo que se siente al no sentir, o al sentir demasiado. Lo que se siente al no poder hacer lo que siempre quisiste hacer. Lo que cansa tener que pincharte cada día, lo dificil de aguantar estocaimente los efectos del tratamiento, la incertidumbre de no saber como estarás mañana ¿A eso te referías con eso de normalidad?
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