Días en los que dejaría el tratamiento por completo, en los que tacharía todas las citas médicas de la agenda, en los que me olvidaría de las revisiones y de todo.
Días en los que sería capaz de achacar las parestesias y hormigueos a una mala postura o quizá a un problema con las cervicales, en vez de a mi inseparable EM. Días en los que el cansancio queda enmascarado por las ganas de seguir hacia adelante.
Pero hay otros días que ocurre lo contrario... Días en los que te cuesta un mundo evadirte, separte de ella. Días que lo relacionas todo con la esclerosis, incluso cosas que, probablemente, no tengan nada que ver... Días como hoy, días malos.
Mucho ánimo en éstos días, yo también los tengo, y todos, tengan EM, cualquier enfermedad crónica o no la tengan, no somos perfectos ni podemos vivir siempre en lo más alto de la felicidad (desgraciadamente) pero gracias a esos días "malos" nos hacemos más fuertes y luego saboreamos los momentos buenos con mucho más gusto.
ResponderEliminarVino a mi vida, sin que nadie la llamara, y se quedó... ¡que curioso!, lo puedo decir de la EM y también de algunas personas, y también de ti!
ResponderEliminarMi vida con la EM tambien es asi, supongo que la de todos... pero... es lo que hay. Yo trato de disfrutar los días buenos e irme pronto a la cama los malos. No hay más.
Que mañana sea un día bueno para ambas!!
Un abrazo, Cleo