domingo, 1 de marzo de 2015

La otra cara del sol

Cuando iba a la playa mi madre me embadurnarba de arriba a abajo con protección solar y no le bastaba con una sola vez, no, lo hacía a menudo, siguiendo las recomendaciones de no sé muy bien quién. Salir de la sombrilla era prácticamente una sentencia de muerte. El cáncer acechaba en cada intento de salir a jugar fuera de la sombra... El sol era pintado como ese gran enemigo. Pero no lo es.


Nos asustan, nos asustan demasiado. Claro que el sol es malo, el sol y todo en exceso suele ser peligroso ¿no? Pero a veces hay que tomarlo, y hay que tomarlo porque es esencial, que quede claro.

Veo loable que los que se encargan de la salud pública nos indiquen los peligros del sol, pero no veo razonable esa alarma social casi tendente a la tanofobia... Porque cuando pretendan explotar sus beneficios, ya será difícil reeducar a una población tan asustadiza.

No, no teníais que habernos prohibido tomar el sol. Teníais que haber potenciado la forma correcta y segura de hacerlo. Así nos hubiésemos ahorrado dos problemas: los causados por su exceso (ya muy bien conocidos por todos), pero también los producidos por su déficit, esos grandes desconocidos para la sociedad.

Así que, unos de próximos post, estará dedicada a la vitamina D, a los beneficios del sol, a aliarnos con este astro, a elevarlo donde se merece... Porque todos lo necesitan, pero no todos lo saben.

2 comentarios:

  1. Igualito que yo, venga cremas solares, venga "no te pongas tanto al sol"... y eso que yo nunca he sido de tostarme y en Asturias excesos de sol hay los justos.
    Y ahora ando persiguiendo que me dé el sol ( con precauciones) para recibir un chute de vitamina D.
    Espero tu post sobre la vitamina D :)
    Un abrazo, Cleo

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    1. Lo haré, para el próximo día 4 que me toca suplemento de vit D y así no se me olvida :-P

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