martes, 1 de marzo de 2016

Perdóname

Por haberte robado esa sonrisa casi perenne y esas ganas de comerte el mundo, por echar por tierra todo lo que imaginaste un día, por no poder cumplir ni uno sólo de esos proyectos que esbozaste sobre las pastas de un bloc que, aún hoy, guardo en la estantería.



Por haber perdido ese halo de ilusión que siempre te acompañaba y roto aquel diario que narraba nuestro primer desengaño... Sin duda hoy, hubieran sido de gran ayuda para capear las decepciones que me esperan.

Por olvidar el coraje que te ganaste en aquel callejón y por el que tuvimos que pagar un precio demasiado alto, tu inocencia y mi confianza. Por rendirme cuando tú máxima siempre fue luchar por lo (y los) que querías. Por perder las fuerzas que te hacían levantar una y otra vez, tras cada zancadilla del destino.

Por no haber seguido jugando cuando te despojaron de la inmunidad del cascarón de huevo, por negarme a aceptar las nuevas reglas de una vida que sigo sin entender. Por haberme convertido en lo que nunca quisiste ser, por no estar a la altura de la niña que fui.

Perdóname porque, a veces, los adultos simplemente no sabemos vivir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario