Decir que estás enferma siempre es un mal trago, en especial, si tienes que decirlo en un reconocimiento médico ante alguien que ha de juzgar tu aptitud para desempeñar bien un trabajo. Pero, supongo, que es una situación inevitable por la que todos debemos pasar, tarde o temprano, y de la que debemos salir lo más airosos y dígnamente posible, sin mostrar miedos ni inseguridades. En mi caso fue a la tercera pregunta cuando el tema EM hizo su aparición con dos preguntas inocentes:
- ¿Tomas algún medicamento?
- Me pincho Interferón beta una vez a la semana...
- ¿Para qué?
- Para la esclerosis múltiple
Un cruce de miradas, un silencio incómodo que se rompe con un tímido ¿Pero todo bien, no? y el reconocimiento prosigue... Eso sí, ya un poco menos fluido y marcado por estas respuestas que predisponen a no creer en nosotros.
lunes, 11 de agosto de 2014
jueves, 7 de agosto de 2014
Telarañas
Tener un blog es una responsabilidad muy grande. Es como tener una mascota, tienes que estar pendiente de ella, darle de comer, sacarla de paseo y entretenerla. Por eso nunca tuve mascotas. Bueno sí, algún que otro pez, pero eso no cuenta... y por esa misma razón, quizá, no tendría que haber empezado este blog; porque sabía que, tarde o temprano, caería en el olvido.
Pero no, no voy a abandonar como he hecho siempre, voy proponerme una meta: Nunca dejar de escribir porque, al fin y al cabo, éste es el único rincón donde podré decir lo que quiera cuando quiera. Y a veces esto es lo único que necesitamos para seguir adelante, leer nuestra vida desde otra perspectiva. Así que a quitarle las telarañas a este blog ¡Reabrimos!
Pero no, no voy a abandonar como he hecho siempre, voy proponerme una meta: Nunca dejar de escribir porque, al fin y al cabo, éste es el único rincón donde podré decir lo que quiera cuando quiera. Y a veces esto es lo único que necesitamos para seguir adelante, leer nuestra vida desde otra perspectiva. Así que a quitarle las telarañas a este blog ¡Reabrimos!
viernes, 4 de julio de 2014
Yo también fui un código de barras
En un día normal, sin demasiado ajetreo, pueden pasar por mis manos más de 600-700 muestras, en su mayoría, de sangre. Son tantas, que acabas trabajando de forma mecánica, casi como un robot, olvidándote que detrás de cada código, se esconde una historia, una vida que puede cambiar con esos resultados.
Sin embargo, hay días, en los que un llanto desde la sala de extracciones, te devuelve a la realidad. No son sólo códigos de barras... y te paras a pensar en la cantidad de gente que puede estar enferma, en la cantidad de gente que espera, con ansia e incertidumbre, a que tú termines el maldito análisis... La mayoría, por suerte, seguirán sanos y salvos. La minoría tendrá que empezar a convivir o a seguir viviendo con sus patologías. A todos esos... FUERZA.
miércoles, 25 de junio de 2014
¡Vacaciones!
Y por fin llegaron las vacaciones, el buen tiempo, el descanso, el relax, pero también el calor, los mosquitos, las cucarachas ¡ahggg! y para rematar, este verano, toca contrato en Puerto Real (Cádiz). A este ritmo, voy a conocerme Andalucía entera. No tengo ganas... Menos mal que sólo es un mes y, eso, pasa en seguida.
Es curioso, te pasas el año pensando que qué bien, que en las vacaciones, al menos, estarás trabajando, con ganas de sentirte útil, pero cuando llega el momento, llegan de nuevo las inseguridades, la desgana. Quizá es que soy demasiado caprichosa, o quejica como dirían otros.
Es curioso, te pasas el año pensando que qué bien, que en las vacaciones, al menos, estarás trabajando, con ganas de sentirte útil, pero cuando llega el momento, llegan de nuevo las inseguridades, la desgana. Quizá es que soy demasiado caprichosa, o quejica como dirían otros.
sábado, 14 de junio de 2014
Lo que nadie ve
A veces, tengo la necesidad de ocultar, por encima de todas las cosas, que me pasa algo; otras, en cambio, daría lo que fuera por poder gritar lo que me pasa, lo que hay detrás de cada pequeño gesto, de cada acción...
Porque nadie, nadie sabe lo que supone para mí levantarme un viernes como éste, después de haber pasado una noche terrible en la que avonex casi acaba conmigo. No sé pueden imaginar que, mientras ellos sudaban de calor, yo andaba tiritando entre el edredón y con el peor dolor de cabeza de mi vida. No saben que hasta las 6.30 no logré dormir, y que a las 7.30 ya estaba alerta para abordar el último día de prácticas
Así que nadie nos juzgue por tener una mala cara, por sentarnos un rato, por frenar un poco, coger aire e intentar seguir hacia adelante.
Porque nadie, nadie sabe lo que supone para mí levantarme un viernes como éste, después de haber pasado una noche terrible en la que avonex casi acaba conmigo. No sé pueden imaginar que, mientras ellos sudaban de calor, yo andaba tiritando entre el edredón y con el peor dolor de cabeza de mi vida. No saben que hasta las 6.30 no logré dormir, y que a las 7.30 ya estaba alerta para abordar el último día de prácticas
Así que nadie nos juzgue por tener una mala cara, por sentarnos un rato, por frenar un poco, coger aire e intentar seguir hacia adelante.
miércoles, 14 de mayo de 2014
Vómitos
Ha sido un mes de vómitos nocturnos y de días cansadísimos por no pegar ojo durante la noche. Un mes en el que, quizá, la EM haya pasado a un segundo plano. Pero mañana es jueves, y toca avonex... Nunca nos olvidamos de esto del todo.
Como iba diciendo, unas semanas agotadoras para mí y eso que no hecho nada del otro mundo; prácticas por la mañana y algo del proyecto fin de ciclo por las tardes. Pero me canso, me canso porque el dolor de estómago me roba las horas de sueño. A mí no me importa tener que vomitar ¿pero no podría ser de día? qué caprichoso que es nuestro organismo a veces...
Hoy por fin he decidido ponerle fin a esto, y he ido al médico. Me ha mandado unas analíticas porque cree que puede ser algo de la vesícula, pero nada más ni un remedio para aliviarme. Nada. Así que rezad por mí para que esta noche no vomite y pueda descansar al menos unas horas.
domingo, 4 de mayo de 2014
0 - 0
Hoy he ido a ver un partido de fútbol. No es que me apasione pero, estar un rato con los amigos, supongo que siempre viene bien. Al menos, durante esas dos horas, te olvidas de todo y tu máxima preocupación es que le metan un gol a tu equipo...
A decir verdad, ha sido un partido aburrido, sin goles, liderado por la desgana de una afición que veía que a sus jugadores no le salían bien las cosas. Pero he aprendido que, en el fondo, el fútbol no es tan diferente a la vida real; cuando las cosas van mal, pocos son los que te apoyan, y muchos los que se empeñan en hundirte un poco más con sus comentarios y críticas destructivas.
miércoles, 16 de abril de 2014
Derecho al pataleo
"Hay cosas peores en la vida, hay gente peor que tú.". VALE. ¿Y qué? ¿Debo estar alegre porque hay algún otro desgraciado esté peor que yo? Pues no creo que sea justo, ni para él ni para mí. Creo que todo el mundo tiene derecho al pataleo, a quejarse si quiere de lo que pasa y ya está. Sin prejuicios, sin ser juzgados desde la distancia... Hoy me quejaré porque no veo y ya está. Si mañana paso hambre y no tengo con qué alimentarme, de eso despotricaré, de lo que me afecta, porque en el fondo no somos tan empáticos como presumimos y fingimos. Porque somos, porque debemos ser, un poco egoístas y pensar más en nosotros.
Nunca he infravalorado nada, siempre he atendido a la quejas de mis amigos, familiares... por insignificantes que me parecieran porque sé que para ellos eran importantes. Aún recuerdo el día del diagnóstico; me acababan de dar esta noticia y aguanté estoicamente como una amiga se quejaba de un examen ¡De un examen! ¿Lo entendéis? de un puñetero parcial que podría aprobar dos meses más tarde, mientras yo estaba condenada a estar enferma para siempre. ¿Quién estaba peor en ese momento? Pues probablemente las dos y no la juzgo. Su preocupación era su examen y la mía, mi salud. Eso es todo, una discrepancia de intereses. No justifico la causa de sus quejas, pero justifico que pueda quejarse. Lo que no entiendo es porqué los demás no pueden entenderlo.
martes, 15 de abril de 2014
Decisiones
Supongo que es hora de volver a escribir, de romper este parón literario... No, no es que no tenga cosas para contar, es más bien, que no sé cómo contarlas, cómo expresarlas.
Hoy debería haber ido al Neuro. En mi última revisión oftalmológica, se han dado cuenta de que he perdido un 20 % de visión en un ojo, que podría ser una secuela de la diplopía con la que debuté con EM, pero que ellos tampoco sabían... Igual era el amago de una neuritis, igual con un par de bolos de cortisona se me podría haber corregido, pero he decidido no ir. Quedarme en casa.
Tenemos que ser consecuentes con nuestras decisiones, ya sean acertadas o erradas; las hemos tomado porque, en un momento determinado, creimos que era lo mejor, así que nada de hacernos reproches luego. No he ido y ya está. Eso es todo. No me juzguéis.
martes, 8 de abril de 2014
Fecha de caducidad
Si tuviera la certeza de que me voy a morir mañana, hoy sería más valiente. Escribiría un par de e-mails de agradecimiento a esas personas que me marcaron, cogería el teléfono y llamaría a mis amigos, me pasaría la tarde jugando con mi sobrina, estaría con la familia...
Pero confiamos demasiado en un mañana, posponemos lo que queremos, siempre para más adelante. Y puede que algún día, ya no pueda escribir esos mails porque la muerte me sorprenda de manera repentina al cruzar una calle... ni tenga la posibilidad de despedirme de mis amigos, ni el tiempo para jugar con nadie.
Quizá, para hacer lo que realmente nos apetece, necesitaríamos saber nuestra fecha de caducidad...
Pero confiamos demasiado en un mañana, posponemos lo que queremos, siempre para más adelante. Y puede que algún día, ya no pueda escribir esos mails porque la muerte me sorprenda de manera repentina al cruzar una calle... ni tenga la posibilidad de despedirme de mis amigos, ni el tiempo para jugar con nadie.
Quizá, para hacer lo que realmente nos apetece, necesitaríamos saber nuestra fecha de caducidad...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)